“Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido” Henry Ford. El pionero estadounidense de la industria automovilística supo sintetizar la realidad de los mercados; la tecnología va más rápido de lo que se logra asimilar. Cuando las personas y, con mayor razón, las organizaciones se empiezan a acostumbrar a una forma de hacer las cosas, de repente llegan nuevos paradigmas que suscitan un cambio obligatorio.
Ya varias son las preocupaciones de las organizaciones en el corto plazo para que se pongan a asumir un papel de futurólogos con el objeto de predecir los nuevos cambios. Es del diario vivir empresarial afrontar temas financieros, contables, de mercadeo, humanos, técnicos, tecnológicos, estratégicos... variables, que son retos de gestión que en las PYMES recaen en cabeza de pocos y que, por lo general, ocupan la mayoría de su tiempo. Finalmente, las empresas terminan perdiendo el foco y preocupándose por aspectos que no son su razón de ser y terminan siendo “toderas”. Mientras tanto, en el mundo se están dando cambios y simplemente no hay tiempo ni recursos para darse cuenta de ellos.
En este contexto de recursos limitados y múltiples preocupaciones, figura la tecnología de la información (TI) que hace alusión a lo relacionado con el software y el hardware de las empresas. Recursos indispensables y muy útiles para la mayoría de las PYMES urbanas, que, paradojicamente, representan un sentimiento generalizado de inconformidad principalmente por su falta de confiabilidad y altos precios. Es cuestión de tiempo escuchar “Se cayó el servidor” “No me entran los correos” “Esto no lo maneja nadie” “Hay que comprar un nuevo disco de almacenamiento” “Hay que renovar las licencias” “Llamen a Robinson (el técnico) y pregúntenle cuándo puede venir”. A forma de ejemplo, una empresa de zapatos se está preocupando por producir zapatos y tecnología.
¡Zapatero a tus zapatos!
Llega un nuevo paradigma que no ofrece “caballos más rápidos”. Sí!, es posible ir a más de 40 km/hr. Sí!, es posible que la voz de las personas viaje a grandes distancias a través del aire (radio). Sí!, es posible cruzar el mar volando!. Sí!, es posible ir a la luna!. Sí, es posible que usted no tenga que invertir en licencias ni servidores y todo esté dentro de la legalidad. La computación en la nube trae estos y muchos más beneficios.
En esta nueva forma de hacer las cosas, usted recibe servicios computacionales a través de internet (no es sólo almacenamiento en línea, ni tampoco es hosting tradicional porque no se tienen los esquemas de virtualización avanzados de la nube). Ahora usted no tiene que preocuparse por comprar servidores, instalarlos, mantenerlos, protegerlos y asumir su depreciación. Ahora, como la energía, usted paga por un servicio y hay expertos que se preocupan por producir el mejor de los servicios. Es más probable que la tecnología que usted mantiene falle, a que falle la tecnología gestionada por los mejores expertos del mundo.
Ahora bien, la tecnología es confiable, mejor y más asequible económicamente. ¿Es más barata? Sí, en la mayoría de los casos es más barata, por dos palabras mágicas: Economías de Escala. Los proveedores de tecnología (software) obtienen su rentabilidad vendiendo sus servicios a través de internet a millones de usuarios y por eso su empresa, sí su empresa de 4 personas o más, puede tener acceso a software de talla mundial. ¿Quién dijo que la única forma de ver bien en la noche es con una antorcha? ¿Quién dijo que su empresa no puede acceder a un software especializado de CRM (Gestión de relación con los clientes), Google Apps, o proyectos...?
Son muchos los beneficios comprobados a nivel mundial en organizaciones de diferente tipo y tamaño. Pero no todo es tan maravilloso, nuevos retos llegan y muchos no pueden ser solucionados con los conocimientos que se tienen de la tecnología tradicional; las personas que pretendan manejar un carro como solían manejar un caballo podrán experimentar consecuencias muy negativas en sus empresas. Adicionalmente, se debe asumir una posición crítica frente al paradigma y hacer una evaluación consciente para implementarlo, no hacerlo por el simple hecho de escuchar “¿Tu empresa no tiene computación en la nube? ¡si eso es lo último que se está usando!”
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